Músicos profesionales vs Profesionalizarse con la música

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Desde luego, no os estaría contando nada nuevo si sólo os hablara de  cuánto y cómo está cambiando nuestra forma de entender tanto los diversos campos profesionales como el mundo académico que nos prepara para el mundo laboral: nuevos modelos de vida y de pensamiento, fervor por el emprendimos y la innovación, e incluso cierto “olor a rancio” que se desprende de lo que tomamos por tradicional. Muchas  mentes visionarias, universidades u otros centros de formación que se posicionan en la más incipiente vanguardia (como la Singularity University) proponen novedosas estructuras y formas de entender la formación que llegan hasta el punto de poner patas arriba los sistemas académicos universitarios tal y como los conocemos hoy en día. Es lógico entender que si el mundo cambia y se transforma, también hay que buscar nuevas formas de interpretarlo y adaptarnos a él.

Obviamente, el mundo de las artes escénicas no se encuentra al margen de este inevitable y notorio cambio que se está produciendo o, mejor dicho, que se ha producido; nuevas metodologías de aprendizaje, una brutal necesidad de multidisciplinariedad y transversalidad de conocimientos y habilidades, destrucción de estereotipos tradicionales, aparición de nuevos sectores y profesiones, creación o surgimiento de nuevas necesidades artísticas y sociales, y un largo etcétera. Al igual que actualmente nadie en su sano juicio se plantearía dedicarse profesionalmente a ser copista musical, ningún otro a principios de siglo se podría imaginar que su nieto llegaría a ser community manager de una orquesta profesional.

De todo esto señalo que muchos profesores y alumnos creen que los posibles perfiles y trayectorias académico-profesionales a los que pueden aspirar ya están disponibles, cuando no es así y, afortunadamente, ya existen ciertos brotes verdes al respecto. Tanto fruto de la necesidad como del progreso, estamos empezando a ser conscientes de que los acotados perfiles profesionales en los que la práctica totalidad de los músicos de finales del siglo XX cosecharon el éxito (empleo público en su mayoría), ya no son el único y deseado modelo de empleabilidad para los aspirantes del sector. La numerosa y tremendamente valiosa generación de músicos que empezaron su trayectoria profesional bien entrado el presente siglo (generación a la que pertenece un servidor), ya es consciente, o debería de serlo, de que no te puedes quedar encerrado en la cabina de estudio esperando a que salga la convocatoria pública de turno, cosa que pasa muy esporádicamente y al que solo unos pocos afortunados accederán.

Se podría decir incluso que estamos siendo testigos de una especie de renacimiento del sector, siendo este impulsado por: la actual crisis económica y financiera, el desmesurado desajuste entre oferta y demanda de empleos artísticos tradicionales, y el surgimiento y necesidad de creación de nuevos perfiles profesionales respecto a sectores guía como el tecnológico, las comunicaciones, la innovación educativa,  el turismo, la investigación, la salud, la empresa, etcétera.

 

¿QUÉ PODEMOS HACER LOS DOCENTES?

  1. Invitar a los alumnos a crear y participar en proyectos artísticos y culturales de todo tipo: es importante que experimenten y sientan las distintas formas que existen de involucrarse en diversos tipos de actividades vinculadas con la cultura, así como la capacidad de tener una idea y poner en marcha toda la maquinaria necesaria hasta que ésta se vea materializada.
  2. Hacer sentir la necesidad e importancia de aprender idiomas y viajar: nuevas formas de comunicarse, nuevas fronteras, nuevas personas, nuevos lugares, nuevas pensamientos y nuevas ideas.
  3. Fomentar la percepción de la música como un arte multidisciplinar y transversal: descubrir qué otras disciplinas o ámbitos (musicales o no) acaparan el interés de nuestros alumnos. Los nuevos tiempos demandan perfiles dinámicos que sepan identificar y generar nuevas necesidades. Si existen alumnos que presenten inquietudes por diversos campos (aunque a priori no tengan ningún tipo de relación), y nosotros insistimos en hacerles elegir desde sus inicios en las enseñanzas profesionales artísticas, puede que estemos cohibiendo el potencial del próximo ingeniero que diseñe el instrumento más popular del futuro, el profesional de la salud de los músicos que más información y soluciones nos aporte en las próximas décadas o el emprendedor empresario que más empleo genere en el sector, por poner algunos ejemplos.
  4. Detectar, motivar y canalizar talentos potenciales: tanto en la especialidad de la interpretación (la más común y por la que todos empezamos)  como en cualquier otra de las que conocemos tradicionalmente o incluso las más novedosas y experimentales, además de aquellas que faltan por venir y aún desconocemos.
  5. Transmitir ilusión y esperanza: todos sabemos la vital importancia que tiene el sentirse motivado en una carrera de fondo como es la música, en la que si te desvías o te desilusionas unas semanas puedes perder el trabajo de meses. Normalmente, hasta que no lo experimentas no eres consciente de ello, en este contexto, la labor del docente es reforzar y convertir este proceso en una valiosa oportunidad de feedback y aprendizaje significativo para el alumno.
  6.  Ayudar a encontrar el equilibrio y la eficiencia en el estudio y esfuerzo realizado: pongámonos en el supuesto de que uno de nuestros alumnos se encierra durante todo el tiempo del que dispone para estudiar a tocar, y retocar, su concierto favorito o unos mismos y repetitivos ejercicios técnicos. Aunque parece lógico, es necesario proporcionarle material de todo tipo e intentar que amplíe perspectivas con tal de que surja en él la inquietud y necesidad de cultivar otros campos. Evidentemente, esto no es incompatible con un estudio centrado, profesional y eficiente de un perfil profesional musical como intérprete, es más, todo lo contrario, le puede hacer madurar artísticamente y potenciar sus virtudes y capacidades como instrumentista, acercándolo más a convertirse en músico, con mayúsculas según lo entendían las culturas clásicas, y alejándolo de ser un mero tañedor.

…¿Y LOS ALUMNOS?

  1. Ser emprendedores y atreverse a diseñar y lanzar sus propias ideas y proyectos: si la idea te ilusiona y crees en ella, acabarás encontrando la manera y las personas que te ayudarán a llevarla a cabo.
  2. Conoce, indaga y descubre: interactúa con estudiantes y profesionales de otros países y empleos. Viaja, aprende e investiga sobre todo aquello que interese o creas que te merece la pena.
  3. Permanece dispuesto a sacrificarte y esforzarte continuamente: si no estás dispuesto a esto ve abandonando la idea de alcanzar cualquier meta u objetivo propuesto, es bastante simple y fácil de aceptar.
  4. Analiza a la gente de la que te rodeas y lo que te intentan transmitir: no te dejes influenciar por aquellos que sólo manifiestan e insisten en recordarte todo lo negativo y difícil que es el mundo de las artes escénicas. Ineludiblemente, es un sector complejo que presenta particularidades y problemas como cualquier otro, ¡es cuestión de observar, investigar y ser creativo!
  5. Sé exigente y busca diversos docentes: intenta exponerte a la influencia y enseñanzas de diversos perfiles de profesorado, sobre todo de aquellos que estén identificados con las ideas expuestas en los puntos anteriores.

Los nuevos contextos y los retos requieren nuevas y creativas formas de pensar. Tal y como proponen las teorías evolucionistas, aquellos que consigan adaptarse al entorno obtendrán beneficios y pondrán un pie al frente en la carrera evolutiva o, en este caso, la carrera por el desarrollo profesional  y la creación y obtención de empleo en el sector de las artes escénicas. ¿Qué nuevos empleos o sectores obtendrán y/o crearán los músicos de las generaciones venideras?

 

Eduardo Sánchez Escribano.

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