La frase que siempre escuchamos es «el estudiantado tiene que dedicarse a estudiar». Esto suena muy bonito en la teoría; el problemas está cuando en la práctica no se puede hacer. Ya no es porque no queremos, es porque no podemos, pues el espacio para ello no es el idóneo. Hablamos pues de las cabinas de estudio, esa utopía en muchos centros.
Alguien que se dedica a tocar un instrumento va a hacer «ruido», eso es lógica aplastante, así que a veces no puede tocar en su casa y tiene que ir a un lugar acondicionado para ello, en este caso, el conservatorio. Sin embargo, a veces no es sólo cuestión de molestar al vecindario, sino que no se dispone de los medios para el estudio. Aunque a todo el mundo le gustaría tener un piano de gran cola en su casa, tenemos que resignarnos a una cabina de estudio.
Lo primero que hay que decir es que no en todos los sitios se viven malos momentos para el estudio, la pregunta es ahora ¿por qué no tenemos todos y todas las mismas ventajas? Una de las principales razones es el hecho de compartir edificio. Aunque suene a acto altruista, no es para nada cómodo. Si nos vamos a centros como Castellón, Granada o Alicante, el concepto de «cabina» es algo desconocido.
En Castellón, el alumnado comparte edificio con otros tres centros y se ve obligado a usar aulas vacías ante la ausencia de cabinas destinadas exclusivamente para el estudio. No obstante con tanta ocupación es raro encontrar algo libre; es por ello por lo que incluso se ven obligados a estudiar en los servicios. En Alicante pasa lo mismo, pero hay que dar gracias de que abren los fines de semana. Sin embargo, aquí no se pierde tanto al no tener aula, pues siempre puedes salir al jardín y ver el mar mientras tocas directamente en la calle; no sería la primera vez.

En Granada viven esta misma situación; ante la ausencia de cabinas, se les ofrecen las aulas vacías, pero hay mucho alumnado y poco espacio. Frente a este problema, la alternativa que tienen es ir a estudiar al grado profesional, un parche que ayuda a unos pocos, pues se limita el acceso a estudiantes de cuarto curso y pianistas.
Pasamos ahora al Conservatorio Superior de Música de Murcia. A primera vista todo parece estar en orden; cuentan con unas 20 cabinas de estudios, no todas con piano, pero aquí no está el problema. El que se ve afectado por la falta de espacio en Murcia es el alumnado de percusión. Sólo hay dos aulas para esta especialidad, no obstante en una de ellas siempre hay clase y en la otra están los pianistas. El estudiantado se ve obligado a estudiar en el único espacio que queda libre, en este caso, el montacargas. En Albacete también hay falta de espacio para esta especialidad; sólo cuentan con el aula donde se imparte la clase, cuando está libre, claro. Tienen además la posibilidad de estudiar en la sala de grabación cuando está no hay audición y está vacía, o sea, casi nunca.

En Vigo, la humedad es el principal enemigo. Si partimos del hecho de que el centro está invadido por el frío y las goteras, nos podemos hacer una idea de cómo estarán las cabinas de estudio. La humedad hace que el olor sea insoportable y que los pianos estén llenos de moho, es por ello por lo que el estudio de este instrumento es imposible.

La escasez de cabinas es un problema general en todo el país, la insonorización y el aislamiento es un tema aparte, por ejemplo, en Málaga las moquetas de las paredes solo se han limpiado una vez en toda la historia del conservatorio, porque la asociación lo pidió. El papel del estudiantado es importante. En Coruña, consiguieron que la universidad les cediera algunas aulas de una facultad con la condición de que fueran ciertos instrumentos como cuerda. Albacete, por su parte, se movilizó y logró la apertura del centro los fines de semana.

Por todo esto vemos que estudiar en los conservatorios es una utopía a veces, empezando por la proporción entre el número de cabinas y el de estudiantes. Asimismo, la calidad de los espacios no es la adecuada, debido a la falta de acondicionamiento; humedad, sin insonorización o con sistemas de gestión de cabinas inadecuado. Hay que ser positivos y pensar que siempre podemos desarrollar nuestra imaginación a la hora de estudiar. Cuando nos digan aquello de que nuestra obligación es estudiar, podemos pensar si es mejor hacerlo en el pasillo, en el jardín o en los servicios, todo depende de la acústica que más nos interese.