Si uno entra a formarse en un conservatorio empezará a escuchar nombres de grandes compositores como Mozart, Beethoven y Bach cada vez más a menudo. Estudiará sus obras durante horas. Pero no siempre ocurre que cuanto más difícil sea la obra, más le guste a tus amigos y a tu familia. A veces cuatro acordes funcionan mejor que Mozart. Mi abuela no entiende a Mozart. Si te soy honesta, yo tampoco. Al menos a veces. ¿De qué manera la divulgación musical puede abordar este problema?
La historia de los conservatorios es un tema extenso que merece ser tratado en alguna ocasión.. Hoy no es ese día. Pero sí diré que desde hace ya muchos años se basan en un canon, una serie de piezas que representan la cumbre de la música; un canon compuesto casi enteramente de hombres alemanes. Este es otro tema extenso y enjundioso que no, tampoco lo voy a tratar aquí.
¿Adónde estoy queriendo llegar entonces? Quiero llegar a esa desconexión que existe entre lo que llamamos repertorio clásico y, en concreto, la sociedad española. La música, por mucho que te lo diga tu taza del desayuno, no es universal. Tiene un componente intuitivo que todos podemos percibir, pero al mismo tiempo, es un cúmulo de símbolos, referencias y estructuras, que se llevan construyendo y elaborando durante siglos, que beben unos de los otros. Un universo con el que necesariamente uno ha de familiarizarse. Y tan complejo es que, efectivamente, una gran parte del tiempo no entendemos lo que estamos estudiando. No nos conmovemos siquiera. No entendemos a Mozart.
Algún lector se habrá irritado sintiéndose acusado por esto, pero no debiera ser así. Relájese, respire conmigo y piense. Piense en la canción que sacó Bizarrap con Shakira. Esa canción era más que un tema de bailoteo. Era un desahogo, era una acusación, era una humillación para la expareja de Shakira y todos supimos verlo entre líneas. Incluso pudimos identificar los nombres escondidos en la letra y entender las referencias que se hacían a sus vidas. ¿Sería usted capaz de identificar en una obra de Mozart un sal-Pique o un Clara-mente?
De un tiempo a esta parte, he ido a varios Conservatorios Superiores tratando esta problemática de forma mucho más extensa, ordenada y noble que aquí, en un par de horas de charla. E intento proponer una solución, que tanto para el público como para los músicos pueda ser beneficiosa. Esta es la aplicación de los principios de la Divulgación, y en este caso, la divulgación musical.
Divulgación es, según la RAE, «hacer que un hecho, un conjunto de conocimientos llegue a conocimiento de muchas personas.» Ahora bien, hay muchas maneras de hacerlo. Yo no quiero divulgación barata y de pacotilla. ¿Qué es necesario para que un acto de divulgación (hablado, escrito, en vídeo, en radio, en concierto, en casa,…) sea de calidad? ¿Qué es indispensable? Yo llegué a estos principios:
la empatía
la contemporaneidad
el conocimiento
la creatividad
la autenticidad
Pensemos en tu abuela con empatía. ¿Qué es lo que ella suele escuchar? ¿Qué le gusta? ¿Qué conoce? ¿Cuánto tiempo y atención le puede dedicar a lo que le vas a proponer? ¿Cuánto le interesa de partida?
Pensemos en los sucesos que la rodean. ¿Existe algún paralelismo entre lo que ha visto hoy en el telediario y lo que le quiero contar? ¿Qué preocupaciones del día de hoy podría reflejarse en lo que quiero tocar? ¿O qué hitos contemporáneos?
Y yo, ¿cuánto conozco del tema? Es indispensable ser autoexigentes. Si queremos cultivar oyentes que aprecien nuestro buen hacer no nos podemos permitir la mediocridad. No nos podemos aprovechar de que si hago esto o lo otro no van a notar la diferencia. No seas un abusón, y exígete lo mejor.
Y ahora, ¿de qué manera expongo estas conexiones que he encontrado? ¿Cómo las ordeno? ¿Las escenifico? ¿Las cuento? Aquí es donde una mente creativa puede causar gran sorpresa. No es fácil cumplir con esta parte del proceso de forma atractiva y coherente.
¿Y sabes qué es lo mejor? Que expresar la música con el conjunto de experiencias vitales, con tus hobbies, tus intereses, tus fobias,.. y para esas personas tan concretas que tienes en mente, en este caso, tu abuela. Eso, amigo mío, sólo lo puedes hacer tú.
Tú, en toda la superficie planetaria.
Aquí es donde la divulgación se transforma de un acto en que se da a conocer algo a una práctica artística creativa, llena de significado y en la que tú eres insustituible. Indispensable.
Merece la pena tratar de hablarle de Mozart a tu abuela.
Me gustó mucho el artículo, María. Es cierto que hace falta micha divulgación sobre determinada música. Para niños a mi me gusta que hay series donde como banda sonora ponen música clásica (Bluey por ejemplo) y aprovecho y les hablo a mis hijas de lo poquito que sepa de lo que está sonando. Un saludo.
Marta (Sevilla)
Bravo, María, en poco espacio dices cosas muy importantes!!…
Soy Carlos Rodríguez Acosta, alias Pilino.
Excelente artículo 👏🏻👏🏻👏🏻. María tiene un ojo especial en su divulgación musical, en cualquiera de sus formas, sumado a su sello alegre, que nos contagia a conocer e indagar mas.
Gracias María! Ojalá tome fuerza la divulgación y formes parte de ella
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